Según datos de la Comisión Europea (2012), casi el 50% de la comida sana se pierde cada año en la UE, para los hogares, supermercados, restaurantes y en la cadena alimentaria, mientras que 79 millones de ciudadanos viven por debajo de la línea de pobreza y 16 millones dependen de organizaciones benéficas de ayuda alimentaria.
Recientemente, Francia ha decidido regular esta problemática incidiendo en el sector de la gran distribución. A partir de julio 2016, los supermercados de más de 400 m2 deberán hacer donación de los productos alimenticios no vendidos a ONG especializadas en la ayuda alimentaria o en empresas que produzcan fertilizantes agrícolas.
Esta medida es una acción que forma parte del plan del gobierno francés para reducir el desperdicio de este recurso a la mitad antes de 2050. Hay que tener presente, que según datos de la Comisión Europea (2012), los supermercados generan el 5% de este derroche, y que por lo tanto será necesario otras medidas, sobre todo en el ámbito doméstico (42%).
Nosotros creemos que la eficiencia de las medidas también dependerá del marco jurídico que afecta esta problemática. Es un tema complejo, y aparte de la normativa sobre reducción y prevención de residuos, se deberán tener en cuenta otros vectores como los que exponemos.
En primer lugar, el etiquetado de los productos es un elemento muy importante de transparencia y seguridad para el consumidor. Establecer claramente a partir de qué fecha el producto se vuelve peligroso para la salud humana (fecha límite de consumo), y hacer la diferencia con la fecha a partir de la cual el producto reduce la calidad pero no se vuelve peligroso para la salud humana (la fecha límite de utilización óptima).
Nos parece importante, que el etiquetado también integre la información necesaria para establecer la trazabilidad que garantice la calidad del producto cuando se revaloriza.
En segundo lugar, hay que tener presente la normativa que afecta al transporte de alimentos y al aprovechamiento de residuos alimentarios.
En tercer lugar, consideramos que la regulación de los circuitos cortos podría ayudar a crear una demanda más adecuada a las necesidades del consumidor y reducir así el desperdicio.
Y en cuarto lugar, no podemos dejar de lado la regulación de los derechos de propiedad y de responsabilidad en el caso de una donación alimentaria. En qué momento el supermercado deja de ser responsable del producto?
Desde INSTA apostamos por aportar el análisis y las herramientas jurídicas que ayuden a crear medidas realistas y aplicables a diferentes escalas. Como en el caso de Bélgica, donde algunos municipios condicionan la renovación de licencias de actividades en medidas para reducir el desperdicio alimentario.
Se imaginan una ordenanza de su ayuntamiento para facilitar que la comida aprovechable no vaya a la basura sino a las familias que lo necesitan?